NYCB (parte 2) - Repertorio
Una de las cosas que más caracteriza al New York City Ballet es el repertorio que bailan en cada temporada y la cantidad de producciones que se representan. Cómo se comentó en el anterior post, Balanchine es la pieza fundamental gracias a su gran aportación coreográfica que realizó durante su estancia como director de la compañía. La mayoría de producciones que se realizan cada año son de él, pero cabe destacar que otros coreógrafos muy importantes como Jerome Robbins, Peter Martins o actualmente Justin Peck también entran en la lista de la temporada.
George Balanchine
Jerome Robbins
`Peter Martins
Justin Peck
El repertorio oficial de la compañía consta de más de 400 ballets, pero son aproximadamente 60 los que se representan en una temporada. En este enlace podéis informaros acerca del repertorio de esta próxima: https://www.nycballet.com/Season-Tickets/17-18-Season-Page.aspx
George Balanchine es el coreógrafo que más aportaciones ha realizado para el New York City Ballet, más de 65 piezas conservan dentro de su repertorio oficial. Su profesión como coreógrafo no fue del todo valorada al principio. Era vanguardista, moderno y buscaba la innovación en cada uno de sus movimientos, algo a lo que el público no estaba acostumbrado a ver. Muchos consideraron que las producciones del coreógrafo carecían de sentido y no tenían ningún hilo conductor. Sin embargo, algunos ballets sí que triunfaron al estrenarse. Quiso equilibrio, control, precisión y facilidad del movimiento. Rechazó el tradicional estilo del ballet romántico y también el estilo acrobático del ballet teatral, en favor de un estilo que fue despojado de sus elementos esenciales: el movimiento y la música.
En 1954 Balanchine creó El Cascanueces, actualmente una de las producciones favoritas de la audiencia. Este trabajo llevó un presupuesto de 80.000 dólares, el doble de lo que se había acordado, pero ningún obstáculo superó la ilusión de Lincoln y la pasión de Balanchine de crear este ballet. El famoso coreógrafo intentó plasmar todas aquellas cosas que de pequeño le habían marcado de alguna manera ( él bailó como príncipe en el teatro Mariinsky de San Petersburgo). El árbol que se elevaba cuando Clara y su tío llegaban al Reino de los dulces es uno de los efectos que Balanchine deseó que también se introdujeran en su producción.
Su esencia coreográfica se puede encontrar en la rapidez de los bailarines a la hora de ejecutar los pasos, rasgos que también caracterizan a la ciudad de Nueva York. Los pasos, al igual que la ciudad, son rápidos y ágiles. Suele representarse durante las vacaciones de Navidad y los alumnos del School of American Ballet también participan. Este ballet fue un gran éxito en su estreno y ahora mismo sigue siendo uno de los más solicitados por el público, especialmente por los niños. Aquí abajo hay un tráiler de esta producción
Agon es también uno de los ballets que se presenta en todas las temporadas de la compañía. Balanchine trabajó con Stravinsky la estructura de su ballet mientras éste componía su música. Los pasos clásicos que se ejecutan son completamente nuevos y diferentes a los que el público en su momento estaba acostumbrado a ver. La rapidez de los movimientos, la musicalidad de los bailarines y la adecuación con su música hizo que el público rompiera a aplaudir con gran fuerza. Una de las cosas que cabría destacar es que, la sencillez de los vesturarios (maillots lisos negros y medias blancas y viceversa para los hombres) provocan que el espectador pueda apreciar la precisión de los pasos y la técnica de los bailarines, aunque también esto es un arma de doble filo. A diferencia de otros ballets, éste tuvo gran éxito entre el público y los críticos desde el principio. Balanchine calló muchas bocas ya que demostró que podía crear cualquier cosa y un maestro supremo.
Jewels (1967) es una de las coreografías que más han dado la vuelta al mundo. Grandes compañías como el Royal Ballet o el Mariinsky Theatre cuentan con esta pieza en sus repertorios. Balanchine creó este ballet tras una visita al joyero Claude Arpels, de Nueva York. Este ballet no tiene ninguna trama en concreto pero está basada en tres joyas que reflejan el estilo dónde el propio coreógrafo desarrolló su carrera. Esta dividido en tres partes: Esmeraldas, haciendo referencia al estilo romántico de Francia, Rubíes dando un toque muy personal y parecido musicales de los años 30 de Estados Unidos y Diamantes siguiendo la línea que dejó de legado el legendario Marius Petipa en Rusia. La música también es variada ya que cuenta con tres compositores muy diferentes entre sí: Gabriel Fauré, Igor Stravinsky y Piotr Ilich Tchaikovsky. Los vestuarios y escenografía corrieron a cargo de la diseñadora Karinska.
Otras coreografías como The Firebird (1949), Serenade (1935), A Midsummer Night's Dream (1962) o Who Cares? (1970) son algunas que también forman el repertorio oficial de la compañía. No cabe duda de que George Balanchine no fue solo fue un gran aportador para la historia de esta compañía sino que marcó una etapa de virtuosismo y novedad en la historia del ballet.
Aquí hay un vídeo que habla acerca de la relación de Balanchine con la historia del New York City Ballet.
El neoyorquino Jerome Robbins ha realizado una gran y variada aportación a la compañía. Es conocido por ser el creador del musical West Side Story, adaptación de Romeo y Julieta de Shakespeare. Comenzó bailando en musicales hasta 1940 que entró en el American Ballet Theatre. Posteriormente se integró como solista en el New York City Ballet. Al mismo tiempo que bailaba en musicales por América, realizaba numerosas coreografías para la compañía (ha creado más de 54 piezas). Algunas de ellas son las siguientes:
The Concert (1956) con duración de 29 minutos, es una de las obras maestras de Robbins. Esta producción trata de plasmar a través del humor las reacciones y fantasías de un público en concierto mientras se interpreta con un piano en el escenario nueve piezas de Fryderyk Chopin. En una de las piezas, que es posiblemente la más famosa de la obra, seis bailarinas no logran coordinarse en el Vals de Chopin en E Menor. Esta obra consta de un vestuario divertido, innovador y creativo creado por Irene Sharaff.
The Cage (1946) es una obra que no tuvo gran aceptación al principio. Fue considerado "uno de los ballets más feos y perturbadores de todos los tiempos" El gobierno holandés, como lo menciona Homans, al principio lo prohibió por ser considerado "pornográfico". La historia de este breve ballet sigue a una insecto bebé, The Novice, nacida en una tribu de depredadores violentos y femeninos. El novato aprende rápidamente el estilo de vida de su tipo, ganando la aprobación de sus compañeros tras su primer asesinato. Sin embargo, ella se enamora de un intruso masculino desprevenido. Su baile es sexual, animal. Pero cuando la tribu regresa a la escena, atacan. La tribu victoriosa devora el cuerpo del macho. Robbins defendió su creación, comparándola con el segundo acto de Giselle. El "Grupo" de The Cage se parece en cierto modo al Wilis de Giselle. Es un ballet novedoso y que causó revuelo en la audiencia.
The Goldberg Variations (1971) fue todo un desafío para Robbins. Él mismo dijo que quería trabajar con música más arquitectónica. Consta de una mezcla de movimientos clásicos y volteretas y saltos que dan lugar a algo totalmente nuevo y brillante. Son piezas muy homogéneas y que se puede apreciar alguna que otra similitud en las obras de Balanchine.
Junto a Balanchine, Jerome Robbins es el coreógrafo que más aportaciones ha realizado a la compañía. Ha sido un coreógrafo que al igual que su fundador, ha apostado por lo novedoso arriesgando su reputación y poniendo en juego muchas cosas. Sus obras no tuvieron el éxito que el hubiera esperado al principio pero actualmente sus coreografías son parte del repertorio que la compañía representa cada año en el teatro. Aquí hay un vídeo que muestra la relación de Jerome Robbins con el New York City Ballet.
El danés Peter Martins también ha marcado un punto muy importante en la historia de esta compañía. Su participación con en NYCB comenzó en 1967, cuando fue invitado por el propio Balanchine para bailar su ballet Apollo (anteriormente había bailado en el Royal Danish Ballet). Estuvo bailando con la compañía como artista invitado hasta 1970 que se integró en ella. Ha bailando una gran cantidad de ballets aquí y ha sido invitado también a muchos teatros del mundo. en 1981 fue nombrado Ballet Master de la compañía y después de fallecer Balanchine, ascendió numerosos puesto hasta alcanzar en 1989 la dirección artística de la compañía. Ha coreografiado tanto para el Royal Danish Ballet como para el New York City Ballet (mayormente para esta última) y su lista consta de más de 80 ballets. También destaca por haber organizado y dirigido numerosos festivales que tuvieron un gran éxito como Robbins Celebration, que homenajeaba al coreógrafo tras su 90 aniversario o Balanchine 100: The Centennial Celebration por el primer centenario del gran George Balanchine. Algunas de sus producciones más famosas son las siguientes.
Hallelujah Junction (1996) es una de las obras maestras de Martins, con una duración de 17 minutos y vestuarios de Kirsten Lund Nielsen. La música de John Adams fue escrita para dos pianos, y la coreografía se centra en la repetición retardada entre los dos pianos, creando un efecto de eco de sonoridades. Este ballet fue originalmente creado para el Royal Danish Ballet y presenta una pareja principal de blanco, un solista en negro y un pequeño cuerpo de baile.
Romeo + Julieta es otra producción del coreógrafo y se presentó en 2007 tras la celebración del centenario de Lincoln Kirstein. No solo participaron bailarines de la compañía sino que también profesores y alumnos del School of American Ballet también estuvieron presentes en su producción. A diferencia de otras producciones, este ballet consta de 2 actos con un intermedio entre ellos y los vestuarios son de el artista danés Per Kirkeby, que anteriormente había trabajado con él durante su paso por el Real Ballet Danés. Algunos entendidos criticaron el hecho de que Martins utilizara a bailarines muy jóvenes para estrenar este ballet pero otros admiraron esta decisión ya que el papel de estos dos jóvenes enamorados lo requieren. A diferencia de otros coreógrafos que realizan piezas tales como un paso a dos, una suite o un acto de un gran ballet, Peter Martins decidió crear el ballet entero basándose en el original. Este ballet se puede disfrutar en el teatro cada año con la compañía.
Justin Peck es uno de los coreógrafos más jóvenes que han trabajado con la compañía. Creció en california hasta que entro en el School Of American Ballet en 2003. En 2006 se integró como aprendiz y fue ascendido a solista en 2013. En 2009 comenzó en el New York Choreographic Institute y tres años después Peter Martins eligió a Peck para recibir la primera residencia coreográfica en la compañía. No solo ha creado ballets para esta compañía, Miami City Ballet y Pacific Northwest Ballet han podido también disfrutar de su trabajo y tiene próximos estrenos en San Francisco Ballet y en la Ópera de París. Ha creado más de 10 obras para el New York City Ballet, algunas de las más importantes son:
Everywhere We Go (2014) es la sexta obra que ha realizado el coreógrafo para la compañía. Con una duración de 42 minutos, este ballet recrea Brooklyn gracias al ambiente recreado mediante la iluminación de Brandon Stirling Baker y la escenografía Karl Jensen. Fue estrenada en la Gala de primavera de la compañía. El mismo The New York Times ha proclamó que "el Sr. Peck se ha convertido rápidamente en el coreógrafo más eminente del ballet en los Estados Unidos" y que "el joven Sr. Peck puede hacer lo que quiera con la coreografía: un virtuoso de la forma. Es un ballet que desde su estreno se baila en la compañía y que con solo 3 años que tiene, ha alcanzado una fama considerable.
In creases es el primer trabajo coreográfico realizado por este joven. Su estreno mundial fue en julio de 2012 residencia anual de verano de NYCB en el Saratoga Performing Arts Center. El ballet está ambientado en "Four Movements for Two Pianos" del compositor Philip Glass. La manipulación de cuerpos para formar estructuras geométricas complejas y patrones únicos es lo que más caracteriza a este ballet. Los críticos relacionaron esta obra con Concerto Barocco de Balanchine. El juego de las luces favoreció a los movimientos de los bailarines. Según el Times “Su conjunto ( de movimientos ) sigue dando paso a imágenes breves pero casi climáticas para los individuos” y “La forma en que los grupos o dramas solitarios siguen siendo absorbidos por el grupo que es lo que le da a la danza su particular sabor”
Algunas curiosidades
La mayoría de coreografías tienen una técnica muy parecida. Esto se debe a la historia de la compañía. Su fundador, que creó el “Estilo Balanchiano” marcó una huella en el estilo coreográfico y la línea que quería seguir con su compañía. Jerome Robbins, que vino de los musicales americanos, también siguió la línea novedosa y vanguardista de Balanchine. Y Peter Martins y Justin Peck, director de la compañía, y antiguo alumno de la escuela americana y miembro actual de la compañía respectivamente, siguen dando forma y basándose en este estilo tan característico.
Los bailarines son muy homogéneos ya que normalmente los miembros de la compañía han sido educados en el School of American Ballet. Deben conocer desde muy jóvenes la técnica y el estilo para poder integrarse rápidamente en la compañía.
Cada bailarín está bastante asentado en determinados papeles. Es decir, a diferencia de otras compañías que suele experimentar con los bailarines, un miembro tiene a lo largo de la temporada papeles concretos que repite año tras año y que normalmente no suele cambiar o realizar uno que no tenga asignado.
Como conclusión tras este pequeños análisis del repertorio de la compañía, cabe destacar el alto riesgo que asumieron los coreógrafos Balanchine y Robbins pero que gracias a este han logrado que New York City Ballet sea una compañía que destaque exactamente por este repertorio.