Las musas de la CND brillan en el Real
El Teatro Real ha abierto su temporada de ballet de la mano de la Compañía Nacional de Danza (CND) y lo ha hecho con un repertorio de lo más variado. Joaquín de Luz, actual director de la compañía, ha querido unir diversos estilos y presentarlos en un programa de tres piezas. Después de que la pandemia sacudiera la cultura y, en especial, esta entidad, la CND ha vuelto con fuerza y nuevos aires a los escenarios, acompañada por la orquesta del Teatro Real.
Apollo fue la encargada de abrir este variado programa en una noche con alguna sorpresa en el escenario. Este ballet de George Balanchine, uno de los más importantes en su carrera coreográfica, fue interpretado por Alessandro Riga, primer bailarín de la CND, junto con sus inseparables musas Ana Calderón, Haruhi Otana y Giada Rossi, todas ellas solistas. Con música de Stravinski, la coreografía estuvo marcada por un ritmo y un control vertiginoso de los bailarines, y una pureza y sencillez en la puesta en escena establecida por Balanchine. La pieza ha sido una demostración de que menos es más y, con una austera escenografía, el movimiento y los bailarines doran por sí mismos.
Sin romper esta línea novedosa dentro de la danza clásica, Concerto DSCH fue la siguiente coreografía que la CND interpretó durante la noche. Esta pieza lleva las iniciales del compositor, Dmitry Shostakovich y es una de las obras más importantes para el director de la CND ya que, en su estreno mundial, representó uno de los papeles principales como bailarín principal del New York City Ballet (NYCB). Kayoko Everhart y Toby William Mallit, junto con Joaquín De Luz y Haruhi Otana fueron los bailarines principales de esta pieza. Además, Gonzalo García, actual bailarín principal del NYCB actúo como invitado. Esta coreografía, muy apropiada para un elenco como el de la CND, contó con un fuerte cuerpo de baile que acompañó en todo momento a los principales con movimientos muy ágiles. Una pieza colorida y divertida como Concerto DSCH fue un acierto tanto para las características de los bailarines como para el programa de la noche.
Una de las piezas más esperadas de la noche fue White Darkness, del exdirector y coreógrafo Nacho Duato, que cerró la noche en el Teatro Real. Con música de Karl Jenkins, Duato quiso hablar, a través del juego con la arena y los movimientos, sobre las drogas y la influencia que estas pueden tener en la vida de una persona. A partir de esta vivencia personal, Duato coreografió una pieza interpretada por Kayoko Everthart e Isaac Montllor. El juego de luces y materiales como la arena aportaron dinamismo en la escena y favoreció para apreciar el dramatismo latente en la coreografía. La cascada de arena que cerró la pieza provocó una gran ovación en el público hacia Duato y todo el elenco.
Son nuevos tiempos para la CND, que se prepara para el estreno de Giselle, coreografiada por el actual director, para diciembre. Es sorprendente presenciar cómo la compañía se adapta a nuevos estilos, después de haber vivido variadas etapas con Duato, José Carlos Martínez y, ahora, De Luz. Además, se adhiere a líneas coreográficas más frescas y novedosas, propias de un director que lleva en su sangre la musicalidad y la agilidad de Balanchine y su querido NYCB. La compañía ha demostrado estar a la altura de la situación que vive el país y de los nuevos retos que se le presentan.
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